Cabe aquí una digresión relacionada con el hecho de que los talismanes no sirven a menos que estén fabricados por la persona que los utilizará, por eso también, las operaciones de ceremonial mágico dirigidas a objetivos mundanos sólo provocan drásticas reacciones negativas. Cuando el iniciado se vale de métodos mágicos, empieza por diagnosticar las condiciones kármicas y actúa en consecuencia, pero el aficionado, y especialmente el desdichado iluso que compra talismanes a cualquiera, está comprando parches que pueden ejercer presión sobre los efectos pero no actúan sobre las causas; y para colmo las causas suelen estar a una distancia tan remota de los efectos, que muchas veces la respuesta es totalmente inesperada.