Era como si se estuviera librando una batalla en mi interior y ni siquiera fuera capaz de reconocer todos los bandos. Había uno que decía: «No, esto está mal: sabes que está mal y que es incorrecto y pecaminoso», y otro que decía: «Nunca has sentido nada más adecuado, más natural, más auténtico y más bueno». Otro avisaba de que todo estaba sucediendo demasiado rápido; y otro más solo quería dejar de pensar y abrazar a Annie para siempre. Había más bandos aparte de estos, pero no era capaz de identificarlos.