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Hara Tamiki

  • Whaleeha Abril Gudiño Gonzalezcompartió una citahace 9 meses
    La pregunta obligada es: ¿cómo no resistir y vivir después de las bombas para dar testimonio de uno de los horrores más absolutos que ha conocido la humanidad?
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 7 meses
    habían posado, fulgurantes, encima de unos escombros; los rayos de sol bañaban sus níveas blusas mientras iban abriendo, una por una, sus tarteras… Shōzō continuó su camino hasta llegar a una librería de segunda mano; allí también reinaban la confusión. Un joven se estaba interesando por un libro
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 7 meses
    Al poco tiempo comenzó la lluvia de bombas sobre el barrio de Kamiya-chō, en Hiroshima. Esto ocurrió a finales del mes de abril.
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 7 meses
    Yasuko rondaba los cuarenta y ya no tenía aquel rostro radiante de su época de colegiala; su serenidad se había ido esfumando con el tiempo, dando paso a una cierta insolencia. Tras morir su enfermizo marido, se había mudado con su hijo al mismo barrio de Jun’ichi, y desde entonces la vida se le había complicado enormemente: incluso dedicó un año entero a aprender corte y confección.
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 7 meses
    . Hiroshima está en peligro. Es mejor que vaya a Kake-chō…
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 6 meses
    Shōzō aguzó el oído con suspicacia: en todas las provincias había ciudades enteras arrasadas por las bombas. Sonaba paradójico que fuera aquí donde pretendieran tomar medidas.
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 6 meses
    El cielo de Hiroshima se iluminó súbitamente. Eso hacia sospechar que pronto podrían divisar las llamas. «Si la ciudad entera queda reducida a cenizas, ¿qué será de mí?», se preguntó. Su destino lo atemorizaba pero, a la vez, no podía dejar de sentir interés por toda aquella gente que lo rodeaba. Le vino a la cabeza la imagen de los refugiados en el comienzo de la obra de Goethe Hermann y Dorotea. Pero su propia visión de la realidad era mucho más terrible aún. Cesaron las alarmas y la gente se dispersó a lo largo de la ribera. Shōzō volvió sobre sus pasos. El camino estaba más concurrido incluso que a la ida. Abriéndose paso a gritos empezaron a llegar porteadores con sus parihuelas, en fila india: eran los enfermeros transportando a sus pacientes.
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 6 meses
    Cómo lo describirían más adelante los historiadores? Ese era el tipo de pensamientos que cruzaban su cabeza en primera instancia; después afloraban los recuerdos… Tiempo atrás, le bastaba con escuchar cómo se acercaba por la calle el sonido distante de la flauta del baile Shishi para que se pusiera súbitamente pálido
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 5 meses
    La amenaza que durante tanto tiempo había pendido sobre nuestras cabezas, y cuya llegada considerábamos inminente, por fin se había materializado. Ya no había nada más que temer. Me sentí liberado: había sobrevivido. Antes pensaba que tenía bastantes probabilidades de morir;
  • Sandra Viviana Chisaca Leivacompartió una citahace 5 meses
    Nos sorprendió comprobar que todo se había volatilizado, y que, sin embargo, no había rastro de los cráteres habitualmente causados por las bombas.
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