Esto implica la necesidad de reconocer, además, el contexto sociocultural en el que se encuentra el estudiante, considerando no solo los aspectos fisiológicos sino también el clima emocional del aula o de la institución, pues cuando el ambiente es acogedor, atractivo, placentero, se facilita el aprendizaje en la medida en que el aprendiz puede expresar su perspectiva e interpretación sin temor.