Lo que nos hace grandes no son las grandes cosas que hacemos, porque generalmente no está en nuestra mano hacerlas; son más bien esas pequeñas acciones, esas obras sin apenas relieve, cotidianas y comunes, las que llenan nuestras vidas y nos conducen a la excelencia y a la felicidad, porque ellas nos dan altura, una altura nada más y nada menos que ontológica
Hacer cosas pequeñas cuenta más