Alan Bullock

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Adal Cortezcompartió una citael año pasado
Una segunda causa del fracaso, reforzada por la primera, era la predisposición de Stalin a creer en los esquemas «milagrosos» que le proponían los profetas de la heterodoxia científica, el más conocido de estos hombres, aunque no el único de ellos, fue Trofim Lisenko. La teoría científica del «michurinismo», por ejemplo, recibió su nombre de un personaje que se erigió a sí mismo en criador de árboles frutales. Aunque no logró producir nunca ni una sola variedad nueva, sus afirmaciones fueron aclamadas como una importante contribución proletaria y soviética a la ciencia, al postular la facultad del hombre para sortear «las llamadas leyes naturales» y controlar su entorno.
Adal Cortezcompartió una citael año pasado
En Jerusalén el pueblo judío ha fundado el museo conmemorativo Yad Vashem, para recordarse a sí mismo y recordar al resto del mundo los horrores del holocausto. Es imposible visitarlo y contemplar las pruebas que han recolectado sin salir de allí abrumado y aplastado. Sin embargo, al salir a la calle, se entra en una avenida poblada de árboles, conocida como la Avenida de los Justos, en la que cada árbol está dedicado a la memoria de una persona no judía, que no se mantuvo al margen, sino que arriesgó su vida para ayudar a los judíos en su desgracia.
Jamás he olvidado esa yuxtaposición del museo de holocausto con los árboles. Estas dos realidades siguen siendo para mí la imagen doble de aquellos años, la de la crueldad inconcebible y el coraje, la insensibilidad y la compasión: la capacidad humana para el mal, pero también la ratificación de la posibilidad de la nobleza humana. Y aún más que eso, esas dos imágenes imponen a todos aquellos que fueron lo suficientemente afortunados como para sobrevivir la obligación de no retroceder ante las dificultades.
Adal Cortezcompartió una citael año pasado
Ya inmerso en la planificación de la campaña, la preocupación principal de Goebbels era el dinero. «Por todas partes nos piden dinero —escribía en su diario—. Y nadie nos quiere dar un crédito. Una vez se consigue el poder, tienes dinero fácilmente, pero es entonces cuando ya no lo necesitas. Sin el poder, necesitas el dinero, pero en ese caso es cuando no se consigue21».
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