Pero mientras que el devolver pensante de Heidegger –según heroicos inicios– se resuelve en un benevolente y positivo querer-ser-respuesta, en Cioran permanece un agudo instinto para una devolución tremenda. Éste tiene claro en todo momento que ahí donde hay todavía donación, queda siempre también por desenmascarar un donador. Mientras que el espíritu del ontólogo fundamental, exonerado por el sueño, medita agradecido cada vez de nuevo el Ser como donador y donación, la conciencia rebelde, constantemente agudizada por la privación de sueño, se consagra a la tarea de