Mi infancia fue muy amigable, el colegio también, y fue una de las mejores épocas de mi vida. A mí nunca me dijeron, por ejemplo, “No sé cómo va a escribir” o “No va a poder hacer nada sola”. Es por eso que yo creo en la inclusión. Pienso que el hecho de que nunca me hayan dicho que no iba a poder hacer algo que hacían los demás niños y niñas fue algo que me marcó. Y lo agradezco mucho.