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Sara Torres

  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    A mi costado izquierdo, el cuerpo de Ella murmuró un quejido blando, amodorrado contra la almohada. Miré la curva pequeña de la nariz y los párpados, y pensé que era extraño el privilegio de la intimidad compartida.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    La he conocido en una intimidad acelerada, pero no estoy segura de lo que piensa de todo esto. Sobre todo, no sé lo que pienso yo. Algunos días creo que nuestra unión en el sexo genera una estela de romanticismo donde no es posible discernir si lo que estamos sintiendo se sostendría una sola semana de no existir tal conexión. En general, aunque haya quien aún no se ha dado cuenta, follar bonito nos hace felices. Follar bonito varias horas al día cada día nos vuelve ingrávidos, optimistas y hasta incluso benevolentes.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    «Hacía días que mamá había empezado a morir y yo estaba haciendo el amor», pienso mientras mi tía me lleva desde el aeropuerto a casa de mi abuela, para que salgamos todos juntos al tanatorio. Mi abuela, los tres hermanos de mi madre y yo. En el camino intento no preguntar si la muerte de mamá se precipitó después del suministro de paliativos la mañana anterior. Intento no caer en el error de buscar una explicación o algún culpable. La culpable tampoco he de ser yo, por haber pasado la noche sosteniendo un cuerpo vivaz, recién despierto al mundo, y no el de mi madre.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    El cuerpo no está, pero no renuncio a buscar lo que me pertenece. A ciegas llegaría a su habitación porque ha sido marcada con su olor y con su aliento caliente. No me sorprende la cama vacía. Busco con el rostro en su almohada y la encuentro, nos encontramos. Mi madre, su olor último. No estoy poetizando, no es una metáfora. El olor en una pérdida catastrófica es un impacto por la vía de los sentidos.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Mientras escucho la voz de mi tía dibujando el relato amable de los últimos minutos de mamá, me pregunto si estará contando lo que necesito oír. Podría haber partes violentas omitidas. Por ejemplo, la presencia de alguien que interrumpe la calma del momento y entra en la habitación levantando la voz, gritando de angustia. Tal vez un gesto último de negación o pánico en el rostro de quien se encuentra entre la dimensión de la tierra y la nada, incómoda ya en el mundo de siempre, pero formando todavía parte de él. ¿Recordaba mamá cuando la sedaron que yo estaba de camino? ¿Quiso esperarme y la droga se lo impidió?
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Creo que los amores más intensos, que existen a través de los años, se parecen más a un fangal —a veces sombrío, a veces quemado por la luz— que a cualquier otra cosa. Sin embargo, fantaseamos con la pureza, la entrega constante del cariño sin ambigüedad ni conflicto.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Estamos juntas en los planes de futuro. En el presente me siento sola en la debacle, e interpreto esa sensación de soledad profunda como una verdad que supera a cualquier compañía. Mamá lo decía: «Siempre estamos solos», «Cuando estás mal siempre estás sola». Tal vez me lo dijo demasiadas veces. Tantas que fui criada con la leche de la desconfianza.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Para calmar la angustia es natural buscar respuestas totales, soluciones inmediatas: ¿qué o quién creo que será capaz de protegerme? ¿Existe alguien que me ame incondicionalmente? Tanto que, al hallarme descompuesta y perdida, solo pueda responder con la máxima dulzura, sin mirada, sin juicio. Sus ojos enterrados en las manos.
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Comte-Sponville: «La angustia tiene parte de verdad: pero no toda». Cuando no media la angustia para combatir la posibilidad de la pérdida, entendemos que el amor no es igual a lo amado. Con la pérdida de lo amado no se pierde el amor. El amor es una energía, un modo de relación. Por eso quien hoy, ante el supuesto de perdernos, nos ama con ansiedad, mañana podrá amar a otra. Incluso la amará sin sorpresa. Sin recordar que un día lo mismo pareció imposible. Esa realidad es justa, pero su idea nos atormenta. ¿Alguna vez somos para alguien verdaderamente el único objeto de amor?
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    La primera vez que vemos a quien vamos a amar después aparece en retrospectiva como el momento en que el mundo convulsionó y los dados cayeron justo en la cifra adecuada. Entonces sí creemos en el destino, el espíritu, la predestinación.
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