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Slavoj Zizek

  • Nora Alvarezcompartió una citael año pasado
    ¿Qué esperaba? Auschwitz no fue una institución formativa [...] No se aprendía nada ahí, y mucho menos sobre humanidad y tolerancia. “No salió nada bueno de los campos de concentración”,
  • Nora Alvarezcompartió una citael año pasado
    La mayoría de los refugiados no quiere vivir en Europa; quiere una vida decente en sus países de origen. En lugar de trabajar para lograr esto, los poderes occidentales tratan el problema como si fuera una “crisis humanitaria” cuyos dos extremos son la hospitalidad y el miedo a perder nuestro estilo de vida. Por lo tanto, crean un falso conflicto “cultural” entre los refugiados y la clase obrera local, enfrentándolos en un conflicto falso que transforma una lucha política y económica en una del tipo de “choque de civilizaciones”
  • Paola F.compartió una citahace 7 meses
    Vivimos en un mundo extraño para el que aún carecemos de una palabra adecuada.
  • Paola F.compartió una citahace 7 meses
    «Morir por la patria siempre ha sido el sueño de los nacionalistas, aunque eso no significa que quieran morir personalmente. Quieren enviar a alguien a morir por su gloria: sí, ese es su sueño»
  • María de Lourdescompartió una citahace 7 meses
    para afrontar adecuadamente la amenaza de la catástrofe, necesitamos introducir una nueva noción del tiempo, el «tiempo de los proyectos».
  • b7290150166compartió una citael año pasado
    Si, según la célebre fórmula de Lacan, Sade nos ofrece la verdad de Kant
  • b7290150166compartió una citael año pasado
    Hegel nos ha propuesto la forma más elemental de la subversión dialéctica de una proposición por medio de su autorreferencia, relacionándola con su propio proceso de enunciación, al ofrecernos su tratamiento de la proposición de la identidad: el sujeto «quiere decir» que la identidad no tiene nada que ver con la diferencia, que es radicalmente lo otro en relación con la diferencia; ahora bien, al hacerlo, dice lo contrario exacto de lo que quiere decir, determina la identidad como radicalmente diferente de la diferencia, con lo cual la diferencia se encuentra inscrita en el núcleo mismo, en la identidad misma de la identidad:

    quienes tienen la costumbre de tomar la identidad como tal por algo verdadero y de afirmar siempre que la identidad no es la diversidad, sino que la identidad y la diversidad son diversas, permanecen firmemente adheridos a la identidad vacía. No ven que ya con eso están diciendo que la identidad es algo diverso; pues dicen que la identidad es diversa respecto de la diversidad (Hegel, 1976: 41).
  • b7290150166compartió una citael año pasado
    Lo necesario es la contingencia […] y no lo contingente y por ello el contenido determinado/particular no constituye el objeto de un interés teórico sustancial» (Henrich, 1971: 168).
  • b7290150166compartió una citael año pasado
    Cuando, a partir de la serie de condiciones contingentes, algo se realiza, se produce un efecto retroactivo por el cual lo que tenemos es una necesidad teleológica, como si semejante desarrollo estuviera prescrito desde el comienzo: a partir del resultado, sus condiciones parecen postuladas por el resultado mismo. La clave de la «teleología» hegeliana debería buscarse, pues, en el movimiento retroactivo del significante donde el surgimiento de un nuevo «significante amo» confiere retroactivamente su significación a la cadena precedente: la «necesidad» hegeliana es precisamente la de un S1 que transmuta «milagrosamente» el caos en una «nueva armonía», que transforma la serie lawless en la serie lawlike. En última instancia, la «dialéctica» es la ciencia de ese «cómo la necesidad nace de la contingencia»: la «unidad dialéctica del azar y de la necesidad» consiste sencillamente en que el surgimiento del S1, el gesto que hace nacer la necesidad, es en sí mismo radicalmente contingente: no porque la necesidad sea la unidad que se abarca a sí misma y a su contrario, el azar, sino porque la necesidad misma depende de una contingencia radical. Todo el esfuerzo del enfoque dialéctico apunta a no sucumbir a la ilusión retroactiva de que el resultado final estaba prescrito desde el comienzo; por lo tanto, apunta a no perder de vista la contingencia de la cual depende la llegada de la Necesidad. Por esta vía, el «extrañamiento» [Verfremdung], la distancia emocional en el sentido brechtiano, forma parte constitutiva del análisis dialéctico; lo más «familiar», lo más «natural» debe aparecer como un orden totalmente contingente y artificial.
  • b7290150166compartió una citael año pasado
    En el fondo, allí está ya todo dicho: el monarca es el significante «puro», el «significante amo sin significado»; toda su «realidad» (y autoridad) reposa en el nombre y por esta razón su «realidad efectiva» es arbitraria, puede quedar abandonada a la contingencia biológica de la herencia. El monarca es lo Uno que —como excepción, cumbre «irracional»— de la masa amorfa («no toda») del «pueblo» hace la totalidad de las costumbres concretas. Con su existencia de significante «puro», construye el Todo en su «articulación orgánica [organische Gliederung]»: es el excedente «irracional» como condición de la Totalidad racional, el significante «puro» sin significado como condición del Todo orgánico del significante significado:

    El pueblo, considerado sin su monarca y sin la articulación del Todo que está necesaria e inmediatamente ligada a él, es una masa amorfa que ya no es un Estado y a la cual no corresponde ninguna de las determinaciones presentes únicamente en un Todo «formado en sí» (Hegel, 1968: 273).
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