El lenguaje forma parte de la estructura de nuestra inteligencia”, escribe el ensayista español José Antonio Marina, “nos pone en comunicación con nosotros mismos”[8]. Y la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos es la manera en que pensamos y razonamos, la forma en que hacemos uso de una herramienta que adquirimos sin esfuerzo durante la infancia y que aún puede crecer y desarrollarse en la madurez.