Te invito a detenerte un momento a observar tus emociones y escribirlas en un papel: ¿Cómo me siento? ¿Siento tristeza, rabia, frustración…?
Trata de recordar un fracaso que hayas vivido hace bastante tiempo y recuerda cómo te sentías justo después y cómo lo superaste. Después, piensa en otra ocasión en la que te pasase algo similar. ¿Te sentiste igual o pudiste relativizar la frustración?