Jorge L. Tizón

eoliberalismo se parece cada vez más a un entrenador emocional, en lugar de asemejarse a un ejecutivo, un adoctrinador, un argumentador o un directivo al uso tradicional.

Algo bien diferente, por cierto, a la democracia real, que tiene que ver sobre todo con el cultivo de las diferencias y la capacidad de integración de tales diferencias, y no con el dominio totalitario de supuestas mayorías, creadas

Se trata de realidades descarnadas, pero contra las cuales pocas élites científicas o intelectuales parecen oponerse.