John Berger

rapidez con la que se empezó a escoger la fotografía para una gran variedad de usos es una buena muestra de su esencial utilidad para la industria capitalista.

Pero también incluirá verdades globales: ninguna otra violencia ha sido tan intensa, tan extendida o ha durado tanto como la que los países imperialistas infligen a la mayor parte del mundo; de lo que se trata en la guerra de Vietnam es de destruir el ejemplo de un pueblo unido que resiste esta violencia y proclama su independencia.

Se dice que hay que poner fin a la explotación en el mundo. Se sabe que la explotación aumenta, se extiende, prospera y se hace cada vez más despiadada en defensa de su derecho a explotar.

Las fotografías testimonian una elección humana en una situación determinada.

La composición, en el sentido más profundo y pedagógico de la palabra, no tiene lugar en la fotografía.

En lugar de ser: he decidido que merece la pena registrar lo que estoy viendo, ahora podríamos decodificarlo como: se puede valorar el grado en el que creo que merece la pena ver esto mediante lo que voluntariamente no muestro porque ya está contenido en lo que muestro.

El traje, tal como lo conocemos hoy, se desarrolló en Europa durante el último tercio del siglo XIX como atuendo profesional de la clase dirigente.

Casi tan anónimo como un uniforme, fue el primer vestido de la clase alta que idealizaría puramente el poder sedentario.

Susan Sontag localiza a este dios claramente en la historia. Es el dios del capitalismo monopolista.

Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes.