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Victoria Resco

  • Amircompartió una citahace 2 años
    No estoy acostumbrado a consolar chicas en parques.

    –No me digas. Se te da de lujo.

    Sus ojos se iluminaron.

    –¿De verdad?

    –No –mentí
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    se clavaron en sus lunares y se enredaron en su pelo.
    Allí estaba.
    Besándolo.
    Besándome.
    Besándonos.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    Cuando abrí la puerta, sus ojos encontraron los míos. O tal vez, los míos encontraron los de él. Tal vez nos encontramos a medio camino, como sabiendo que algo estaba mal en la idea de que ese fuera el final.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    Mi santuario comenzaba a parecerse a una cárcel y yo corría de un lado a otro, poniendo baldes bajo las goteras que se abrían con su sonrisa, y tapando con barro los huecos por los que silbaba el viento con el sonido de su voz.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    océano –lo señaló con el lápiz y yo lo miré. El sol ardía alto sobre nosotros y lo salpicaba de plata–, podría ser siempre igual. Pero si tú y yo estamos aquí, es completamente diferente.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    Aaron tenía razón: lo odiaba por haberme traído a la rampa. Lo odiaba tanto, que el corazón se me encogió en el pecho justo antes de reventar. Porque la única sensación con la fuerza para hacerme arder la piel de esa forma era el odio. Lo odiaba por haberse instalado en mi cabeza sin pagar la puta renta, por haberse puesto él solo un ringtone de una canción de Vivaldi para que supiera que era él cada vez que me llamaba al celular, por hacer volar el ruiseñor entre nosotros y por hacer volar mis pensamientos a mundos imposibles.
    Lo odiaba porque inexplicablemente, Aaron había sido el momento exacto del principio de mi fin.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    –Asp... –tragó saliva y ninguno se movió. Nariz con nariz. Con esas tres letras, sus labios rozaron los míos. Me estremecí–. Aspen –de nuevo, el roce. Me estaba muriendo–, siento que eres un semáforo en rojo. –En la última palabra, sus labios cayeron tan cerca de los míos, que se tocaban. No era un roce. Era un toque directo. Estábamos ahí. Nos moríamos juntos–. Eres el único semáforo en rojo que me muero de ganas de cruzar.
  • Maive Pereyracompartió una citael año pasado
    –¿Y los autos?
    Ni siquiera sonrió al responder. Cuando uno se está muriendo, no hay tiempo para sonrisas.
    –Que me atropellen.
    Entonces sus dedos arrugaron la tela de mi camiseta y me atrajo hacia él, y los míos
  • Amircompartió una citahace 2 años
    Llorar, en líneas generales, era casi igualmente odioso, pero exponerlo ante todos, que te miraran con esas expresiones de pena e intriga, como si ellos fueran a entender algo, como si ellos pudieran, con sus palabras empalagosas, hacer una diferencia... eso lo hacía peor.
  • Amircompartió una citahace 2 años
    una inundación empieza con una gota, un terremoto con un temblor, una muerte con una exhalación y, por supuesto, un sentimiento con un error.
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