Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
era el frío de la nada…
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.
Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.
Manuel Robledocompartió una citael mes pasado
que consistía, y consiste todavía porque el viajero
ni ha terminado de andar,
Talia Garzacompartió una citael año pasado
Empapa de vino los pulmones, pues la estrella 153 está haciendo su giro y la estación es dura y todo está sediento por el calor y resuena desde el follaje la cigarra cantora… y florece el cardillo. Ahora están más peligrosas las mujeres y débiles los hombres, pues… su cabeza y sus rodillas Sirio las hace arder…
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