verdad es que desconocían que me comportaba así debido a mis sentimientos de vergüenza. Es cierto que yo, que fui considerado como el más brillante de mi localidad, tenía mi propia dignidad. No obstante, aquello era más bien el orgullo de un cobarde. Aunque quería que mi poesía adquiriera una buena reputación, no intenté convertirme en el discípulo de algún gran maestro ni procuré estimular mi obra mediante la compañía de otros poetas para mejorar mi métrica.