Santos locos poesía

No quiero
escribir un poema
ni adornar las palabras;
sólo dejar asentado
que sí te extraño
que las cosas pasan
pero algunas
se quedaron
conmigo.

Amiga,
¿por qué hay que salvarse?
es la hora de la pobreza
de los malos tragos y las mediciones constantes
está mal que derrochemos dinero
en terapia
si no estamos dispuestas a sumergirnos
en la profundidad de lo siniestro
y siendo sinceras
¿para qué gastar la buena plata trabajada
en cosas
horribles?
Amiga, salvarse es un error.
Construir, una estrategia
nuestra estrategia.
Tendríamos que hacer cosas increíbles
como un festival, por ejemplo
sobre el dolor.

Somos todos frágiles
excepto cuando llega la hora
de juzgar al otro.

Yo ya no quiero
entender qué somos.
Necesito volver
a las cosas simples:
cuidar mi patio,
regar las plantas,
amasar la tierra.

Amé por primera vez
y esto fue lo que aprendí:
esta vez no habrá cordero
el sacrificio es
levantarse.

De repente
todos los derrumbes
llevan tu nombre.

¿Cuándo se reemplaza un deseo
por uno nuevo?
Imposible saberlo:
las transiciones nunca son ordenadas.

Mi angustia se festeja a sí misma
igual que un borracho
se ríe al final de sus propios chistes.

pido restos de algo dicho,
apenas interlocución,
sin otro sentido
que evitar el eco.
Nos odiamos,
quiero confundirte los ojos con arañas
para matártelos.

Todo eso
Yo quería decirle
lo ambiguo
lo taco embarrado
lo roto al amanecer
Quería decirle lo rimmel corrido
lo boca seca
lo trunco
mueca de una falta
neurosis
Quería lo cavidad vacía
lo fuera de toda importancia
un berrinche con mocos
una muerte superficial
un ruido que se escucha lejos por la resaca
(y el botón
y los olores propios
y las lenguas ajenas
y el cuerpo recuperado de un embudo con dientes
que tiene nombre de mujer