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Aiden Thomas

  • Librosmaslibroscompartió una citael año pasado
    No me llores,

    porque si lloras yo peno,

    en cambio, si tú me cantas,

    yo siempre vivo y nunca muero.

    «La Martiniana», canción popular mexicana
  • b1157477300compartió una citahace 2 años
    –Lo haré –respondió, pasó una mano por su cabello mientras abría la puerta y se subía a su camioneta.

    –¡Y será mejor que te comas esto y me cuentes si está bueno! –ordenó mientras le daba el recipiente con el cupcake sin tocar–. ¡Ah! ¡Casi lo olvido! –Hundió la mano en su mochila y sacó un regalo rectangular envuelto torpemente en papel azul marino brillante–. ¡Ábrelo! ¡Ábrelo!

    Wendy no pudo evitar reírse ante la emoción de Jordan y sus pequeños saltos. Arrancó el papel de regalo y encontró un cuaderno de dibujo.
  • b1157477300compartió una citahace 2 años
    Dio un paso hacia atrás rápidamente y pasó sus manos por su cabello corto y recto
  • b1157477300compartió una citahace 2 años
    No quedó perfecto, pero sabes que soy pésima cocinera
  • b1157477300compartió una citahace 2 años
    Pero mi padre se comió tres y no apareció en la sala de emergencias
  • Anderson Guzman majecompartió una citael año pasado
    Él era un chico mágico que vivía en una isla de fantasía en el cielo
  • Karen Anahí Ayala Carrillocompartió una citael año pasado
    Quizá quieres huir con él al país de Nunca Jamás
  • Karen Anahí Ayala Carrillocompartió una citael año pasado
    Estaba sucediendo con más frecuencia y Wendy nunca notaba que lo estaba haciendo hasta que bajaba la mirada y encontraba el rostro del chico mirándola

    ..x

  • avalosregina012compartió una citael año pasado
    ¿Cómo la conocía? ¿Por qué la estaba buscando? ¿Y quién era? No podía ser Peter Pan, su Peter.
  • Karina 05compartió una citael año pasado
    golpe final y la hizo caer de rodillas. No podía erguirse, no podía pensar, no podía respirar. El dolor en su pecho era catastrófico, era como si la hubieran partido en dos. El vacío se extendió y todo su dolor se derramó con una fuerza incontrolable. Las sombras se ensancharon debajo de sus hombros inclinados.
    –¿Cómo pudiste mentirme?
    –Tienes que comprender, necesitaba tu ayuda para salvar a esos niños… para protegerlos –suplicó, las palabras caían de sus labios–. Eras la única que podía ayudarme, tú…
    La sombra volvió a chasquear los dedos y la mordaza volvió a cubrir la boca de Peter.
    –Ahora lo sabes –anunció triunfal.
    Las lágrimas cayeron libremente por las mejillas de Wendy.
    Están muertos.
    Las palabras se repitieron en su cabeza una y otra vez. Las sombras cubrieron su cuerpo como una manta de petróleo. Podía sentir que llegaban a su cuello.
    –¿Los niños desaparecidos? –Wendy logró hacer la pregunta superando el dolor. ¿También estaban muertos?
    –Ah, no. –La sombra la desestimó sin darle importancia mientras estudiaba sus largas uñas–. Todavía están vivos, pero no por mucho. –Esa sonrisa terrible apareció en su rostro–. Ahora que tengo lo que quiero y que Peter no podrá interponerse en mi camino, ya no los necesito –suspiró con alegría–. Será delicioso –canturreó–. Si bien tu sufrimiento también es exquisito –la sombra susurró en el oído de Wendy–, me temo que Peter y yo tenemos otros asuntos pendientes. Adiós, Wendy Darling.
    No podía moverse, pero no necesitó levantar la mirada para saber que Peter y su sombra se habían marchado. Wendy se hizo una bolita en el suelo. La sensación de la alfombra áspera contra su mejilla le hizo saber que las sombras también se habían desvanecido. Hundió los dedos en la alfombra intentando recuperar su eje antes de que todo se saliera de su control.
    Sus hermanos ya no estaban. John y Michael estaban muertos. Nunca los volvería a ver. No había esperanza de que regresaran. Y ella había visto sus cuerpos. Había estado al lado de ellos cuando Peter los había encontrado.
    ¿Qué había sucedido? ¿Por qué no podía
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