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Amy Tintera

  • Solcompartió una citahace 3 meses
    Haz que la gente te tema, Emelina —las palabras de su madre resonaban en su cabeza—. Deja de preocuparte por lo que no tienes y empieza a concentrarte en lo que sí. Haz que la gente tiemble al escuchar tu nombre. El miedo es tu poder.
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    Una doncella es una espía en potencia
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    —No creo que los guerreros de Olso sientan nervios —dijo Cas riendo.
    —Preocupada, pues. No todo mundo es tan fuerte como parece, ¿sabes?
    —Y no todo mundo es tan débil como aparenta —dijo reclinándose y tronándose un nudillo.
    —¿Te refieres a mí? —preguntó ella rápidamente.
    —No en realidad. Es algo que mi madre siempre dice.
    —Ah.
    —¿Estabas aparentando ser débil? —preguntó Cas—. Porque entonces no quiero imaginar tu verdadera fuerza.
    Mary rio a carcajadas, sin una pizca de vergüenza. Cuando reía liberaba algo que estaba muy adentro de ella.
    —No —respondió—. Por supuesto que nunca he tenido que fingir debilidad. Pero tu madre tiene razón: que lo subestimen a uno tiene ventaja.
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    .
    Su voz tenía un tono de condescendencia, y él rio a pesar de sentir vergüenza.
    —Tal vez no lo pensé detenidamente.
    —Tal vez no. Olivia Flores es una prisionera, no una huésped —su diversión se había desvanecido. Mirándolo a los ojos agregó—: Deberías preguntarle a tu padre por ella. Averigua la verdad.
    —Lo haré —de pronto se sentía avergonzado por no haber preguntado nunca por Olivia. ¿Cuántos años tenía? ¿Catorce? ¿Quince? ¿Exactamente qué estaba haciendo su padre con ella?
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    Pan de queso —le dijo a Em extendiendo una bolsa a ella y otra a Galo—. Cada vez que vengas a la ciudad debes comprar uno. Es una regla.
    Em abrió la bolsa y percibió el olor a pan recién horneado. Sacó el panecillo y probó un bocado. Era suave y un poco correoso, con un ligero sabor a queso. Le dio un segundo mordisco, más grande.
    —Delicioso —dijo.
    —Me alegra que te haya gustado. De otro modo, el matrimonio podría no funcionar —dijo Cas, y las comisuras de los labios se le crisparon.
    —Qué tragedia: la unión de Lera y Vallos destruida por el pan de queso.
    Cas rio y dejó ver el hoyuelo de su mejilla izquierda. Sus ojos brillaban bajo el sol. A Em no le costó trabajo olvidar por unos momentos que se trataba del príncipe de Lera.
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    —¿Viste a su otra hija, Emelina? ¿Ella sigue viva?
    —No vi a Emelina —sonaba raro su propio nombre dicho a Cas en voz alta.
    —Mi padre también la quería muerta —Cas tragó saliva—, pero desapareció después de que mataron a su familia. ¿Y por qué debía importarle una ruina inútil? Si no tiene poderes, no es peligrosa —más que decírselo a ella, parecía estar hablando para sus adentros.
    —Es cierto —dijo Em con un dejo de amargura.
    —Siempre he pensado que es un poco cruel decirles inútiles.
    —Es la descripción más acertada —dijo ella.
    —Si quieren, pueden resistir al poder de un ruino, ¿no? Eso ya es algo. No me importaría tener esa capacidad.
    —Los ruinos no se atacan entre sí —dijo ella—, así que esa capacidad es tal como la describen: inútil.
    Él volvió a mirar el suelo. Se veía demacrado. Parecía que no le molestaban los largos silencios, o que ni siquiera se daba cuenta de que tenían lugar. Ella esperó unos momentos y él comenzó a hablar de nuevo.
    —No es mucho mayor que yo —dijo Cas en voz baja—. He estado pensando en cómo me sentiría si las cosas fueran al revés. Si hubiera sido yo capturado por los ruinos y aguardara mi muerte. Creo que estaría aterrorizado, y muy enojado.
    —Enojado —repitió ella.
    —Porque, ¿él qué hizo? —su voz era casi un susurro—. Para ser completamente franco, por eso me molesté contigo cuando dijiste eso de mi padre. Creo que tienes razón. Estamos exterminando a toda esa gente por un crimen que creemos podrían cometer. Pensamos que podrían ser malvados. Trajeron a Damian porque estaba intentando cruzar a Olso, que técnicamente no tiene nada que ver con nosotros. ¿Qué más ha hecho? ¿Por qué merece lo que le hicieron anoche? —y le hizo una seña—: Si él fuera uno de los ruinos que mataron a tus padres, ¿no deberías ser tú quien decidiera su castigo?
  • claudiaayala2121compartió una citahace 2 meses
    —Tú eres mi nueva persona favorita.

    Sí, fórmate, amigo.
  • claudiaayala2121compartió una citahace 2 meses
    Me pareció que ésa era la versión de Wren de Estoy loca por ti.
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    Ahora todo mundo huía de ella. La gente murmuraba su nombre, lo pronunciaban con miedo.
    Era lo que ella siempre había querido.
    No se sentía como ella había esperado.
  • Solcompartió una citahace 3 meses
    os ruinos no son individuos. Siempre actúan como una unidad. Éste es el único al que has conocido —dijo señalando adonde Damian había desaparecido bajo tierra—. Tú no entiendes.
    —Que no esté de acuerdo contigo no significa que no entienda.
    Al rey le tembló la mandíbula.
    —¿De qué se trata todo esto? ¿Esto es lo que Mary piensa?
    —Esto es lo que yo pienso.
    —Qué coincidencia que lo declares unas semanas después de haberte casado con esa joven —dijo esa joven como si fuera una mala palabra.
    —La joven con la que me ordenaste que me casara —le recordó Cas.
    El rey gruñó.
    —No se parece en nada a sus padres. Posiblemente se olvidó de ellos por completo después de su muerte, porque ellos aborrecían a los ruinos —suspiró profundamente—. Me equivoqué en hacer que te casaras con ella antes de conocerla. De haber sabido…
    —¿Qué? —Cas empezó a encolerizarse—. ¿Que podía pensar por sí misma? ¿Que nos cuestionaría en lugar de estar de acuerdo con todo lo que dijéramos?
    El rey se quedó pensando, con el ceño fruncido y acariciándose la barba.
    —Quizás haya una manera de liberarte.
    Cas se echó atrás. Las palabras fueron como una bofetada. Le entró un pánico inesperado de sólo pensar en perder a Mary.
    —Tú no tienes permiso de opinar sobre mi matrimonio —dijo Cas con voz gélida—. Ahora ese contrato es algo entre Mary y yo, ¿entiendes?
    Su padre estaba estupefacto y parecía no saber cómo contestar a eso.
    —Voy abajo a hablar con Damian —dijo Cas—. Tal vez me diga si en verdad ha cometido algún delito. Si lo ha hecho, entonces hablaremos del castigo apropiado, pero si no, estamos reteniendo y torturando a un hombre que no ha hecho nada malo. No sé qué es más espeluznante: nuestras acciones, o el hecho de que no parezcas preocupado en lo absoluto por ellas.
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