Ha quedado claro, desde Latour (2013a, p. 122), que la categorización sujeto y objeto genera aislamiento para los humanos y formas de separación con las otras especies. Este ha sido un argumento más para comprender las dificultades que encarnaba esta separación y asignación privilegiada de funciones, aparte de la imposibilidad de reconocer sentido exclusivamente en los humanos e ignorar o gobernar todas las demás entidades vivas o no. Latour (2013a) va a agregar que la ecopolítica busca reconocer la importancia de la pareja humano-no humano, señalando que es en la conjunción articulada entre estos dos donde emerge una proposición plausible para la vida en el planeta. Esta articulación debe partir del darse cuenta de la voluntad e intencionalidad de los no humanos, de las posnaturalezas, así como se ha reconocido en la idea misma de humano, aunque no siempre se da en la práctica, pues aún persisten muchas exclusiones.