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Kristin Kobes Du Mez

  • Montserrat Macías Torrescompartió una citahace 10 meses
    or su parte, los derechos civiles desmantelaron tradiciones consagradas por el tiempo y desestabilizaron el orden social. Aparte de ilustrar el alcance de la acción del Gobierno federal (si no ya una insidiosa agenda comunista), la desegregación dio alas a la amenaza a la feminidad blanca y al poder del hombre blanco de controlar las fronteras sociales y sexuales imaginada desde hacía largo tiempo.
  • Montserrat Macías Torrescompartió una citahace 10 meses
    La masculinidad evangélica combativa iba de la mano de una cultura del miedo, pero costaba determinar claramente qué había sido la génesis de qué.
  • Montserrat Macías Torrescompartió una citahace 10 meses
    No obstante, para muchos evangélicos, simbolizaba un conjunto distinto de virtudes, un anhelo nostálgico de una «América cristiana», un retorno a los roles de género «tradicionales» y a la reafirmación de la autoridad patriarcal (blanca).[16]
  • Montserrat Macías Torrescompartió una citahace 10 meses
    eneraciones de evangélicos aprendieron a temer a los comunistas, a las feministas, a los liberales, a los humanistas laicos, a los «homosexuales», a las Naciones Unidas, al Gobierno, a los musulmanes y a los inmigrantes, y estaban preparados para responder a esos miedos buscando a un hombre fuerte que los rescatara del peligro, un hombre que encarnara la masculinidad testosterónica dada por Dios.
  • Montserrat Macías Torrescompartió una citahace 10 meses
    urante las décadas que siguieron, la masculinidad combativa (y una feminidad dulce y sumisa) se afianzaría en la psique evangélica y daría forma a las nociones del bien y de la verdad. Si en la década de 1980 los evangélicos estuvieron en disposición de movilizarse con tanta eficacia y fuerza política partidista fue porque ya contaban con una identidad cultural compartida.[18]
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