Apoyar la construcción de una identidad docente basada en el componente reflexivo requiere transformar esta habilidad en una actividad intelectual central de la experiencia, para que en un análisis instrumentado de herramientas conceptuales pueda referirse a teorías que van más allá de lo empírico o caso por caso y dar una dirección, es decir, dotar de sentido y orientación a la totalidad de la acción educativa del docente.