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Herman Melville

  • dharamichellmora14compartió una citael año pasado
    resultaba particularmente escalofriante.
  • Anacompartió una citahace 2 años
    El arponero acaba de llegar del Pacífico, donde compró una partida de cabezas embalsamadas en Nueva Zelanda. Las ha vendido todas menos una, que trata de vender hoy porque mañana es domingo y no parecería bonito que fuera vendiendo cabezas mientras la gente va a misa.
  • Anacompartió una citahace 2 años
    Acostados ya, le dije a Queequeg que debíamos preparar nuestro plan de acción. Ante mi sorpresa me respondió que, consultado su idolillo, al cual llamaba Yojo, éste le había respondido que yo, Ismael, debería buscar un barco en el puerto, y que pronto descubriría el ideal para nuestros propósitos, y que Yojo jamás se equivocaba.
  • Anacompartió una citahace 2 años
    —¡Arriba el timón! ¡Firme en la derrota, aunque sea al fin del mundo!

    Pero, ¿dónde está el fin del mundo? Si le damos la vuelta a éste, habremos vuelto al punto de partida.
  • Alecompartió una citahace 2 años
    Digamos que el marinero de proa recibe más cantidad de aire puro que los oficiales, que van a popa y reciben el aire ya de segunda mano.
  • Alecompartió una citahace 2 años
    pero las costumbres de los balleneros le demostraron pronto que también los cristianos pueden ser malos y peores aún que los salvajes.
  • Leonora mayte Trujillo Moctezumacompartió una citahace 2 años
    Cierto que resulta una caza peligrosa, pero tiene sus compensaciones: los mares en los que esos cetáceos se mueven, la maravillosa espera, el grito foral cuando se encuentra una...
  • Fredi Rosalescompartió una citael año pasado
    Bah, él pescadito pequeño. Queequeg sólo mata ballenas grandes.
  • apostrofe2007compartió una citael año pasado
    dín.

    —¿Dónde está ese arponero? —pregunté al dueño—. ¿Es alguno de éstos?

    —No. El arponero es una especie de negro, y no tardará.

    Terminada la cena, pasamos de nuevo a la sala común, que no tardó en llenarse de un grupo de marineros salvajes, que según dijo el dueño era la dotación del Grampuss. Acababan de desembarcar y componían una buena colección de bandidos que se lanzaron inmediatamente al mostrador, dispuestos a acabar con todas las existencias de licor, si es que licor podía llamarse al veneno que allí vendían.
  • apostrofe2007compartió una citael año pasado
    udín.

    —¿Dónde está ese arponero? —pregunté al dueño—. ¿Es alguno de éstos?

    —No. El arponero es una especie de negro, y no tardará.

    Terminada la cena, pasamos de nuevo a la sala común, que no tardó en llenarse de un grupo de marineros salvajes, que según dijo el dueño era la dotación del Grampuss. Acababan de desembarcar y componían una buena colección de bandidos que se lanzaron inmediatamente al mostrador, dispuestos a acabar con todas las existencias de licor, si es que licor podía llamarse al veneno que allí vendían.
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