Cuando me vuelva loca
voy a ocupar las noches en contar las palabras con un lápiz rojo.
Tendrá que ser un lápiz gordo, que moleste a los dedos
como el que mi padre usaba en el mostrador del ferrocarril.
Anotaré al final de cada texto
el número de palabras.
Con el mismo rojo. Un número (seguramente de dos cifras)
/chiquitito
que no moleste.
Yo tampoco molestaré, una loca inofensiva.
Pero te vas a acordar de mí. No sé cuándo
pero te vas a acordar de mí.