El asunto, mi querida Nea, no es dar con el mejor lugar del mundo, sino encontrarle lo mejor a cada lugar que visitas. Y lo mejor puede ser todo. Porque ese mate de coca que tienes frente a ti no lo vas a encontrar en los azules de la Antártida o del río Nilo. El azul del lago Titicaca es así de verdadero porque sabe a mate de coca.