sólo es posible si se desnaturaliza la realidad sociopolítica, es decir, si se muestra que el mundo puede ser de otra manera en asuntos cardinales como el acceso a la tierra, los salarios, la pobreza material, alimentaria y cultural, el gansterismo sindical, la persecución policiaca, el control del voto, la ausencia de libertades públicas o la discriminación por motivo de género o de preferencia sexual. Secularizar estos temas —esto es, convertirlos en problemas políticos mundanos cuya enunciación está al alcance del mayor número posible de mujeres y hombres, y definir plataformas e instrumentos para enfrentarlos y eventualmente resolverlos— es el campo de las izquierdas.