Alberto Mayol

Marcel Mauss, uno de los más grandes antropólogos de la historia, decía que la sociedad comienza cuando alguien devuelve lo que le dieron, es decir, que la conducta social se configura en un proceso de intercambio, donde luego del dar y recibir aparece la devolución. Cuando un acto de generosidad es devuelto, se construye la sociedad.

Por ahora basta decir que vivimos en una época de espaldas a Dios. Eso decía Max Weber en 1905. Para bien o para mal, eso se ha ratificado en las décadas siguientes. Nadie imaginó que llegaría un tiempo en que, por las razones que fuesen, haríamos el esfuerzo por jubilar al poder.

También supone la entrega del postergado botín a la Iglesia católica, el que es capitalizado por su ala conservadora, que había logrado el milagro de transformar al papa Juan Pablo II en un líder ecuménico de la izquierda y la derecha chilenas. Para decirlo de otro modo: la legitimidad de la Iglesia se consiguió gracias al ala izquierda de la Iglesia chilena, pero la recompensa quedó en manos de su ala derecha. Nadie sabe para quién trabaja.

La naciente Concertación de Partidos por la Democracia acepta el grueso de la doctrina económica y acepta las condiciones y hasta algunos fundamentos del orden político. Es decir, acepta (por decirlo de algún modo) un 90% de los contenidos provenientes desde la Escuela de Chicago y un 70% de los contenidos originados o canalizados por Jaime Guzmán (lo que significa aceptar una democracia entendida como instrumento de un principio autoritario, que es el que intenta resguardar el constitucionalista). La única impugnación esporádica de la Concertación al orden que administra será la moral.

igual que la tendencia constatada en otras partes del mundo, sumado a la figura de los empresarios, se consolidó en la transición otra figura social: el tecnócrata. Ellos han proclamado la predominancia del conocimiento experto como criterio de legitimidad para orientar las decisiones públicas

La Nación, 31 de mayo de 1984, sobre los libros:

El acto de regalar un libro, tan simple en apariencia, tan inofensivo, envuelve riesgos que no se pueden pasar por alto. No siempre un libro, por el solo hecho de serlo, satisface el propósito ideal que generalmente le suponemos. Porque no siempre resulta ser un agente confiable de cultura o un recurso no contaminado de salud mental. A veces, más a menudo de lo que quisiéramos, encontramos libros que so pretexto de divulgar teorías novedosas, desvirtúan el recto juicio de las cosas o ensucian el cauce limpio y natural de la verdad99.

Es muy difícil comprender las situaciones si no entendemos cuáles son los intereses que enmarcan, condicionan o constriñen una decisión. Si las decisiones relevantes no se discuten con quienes toman parte en ellas, la posibilidad de que se tomen caminos equivocados es muy elevada. Si alguien no está metido en el juego, ¿cómo podrá comprenderlo y dar un buen consejo para jugarlo?

Esto acontece muchísimo en las búsquedas de poder: le das importancia a la batalla que tienes enfrente sin haber analizado las batallas que no alcanzas a ver. Y quizás ni siquiera sabes cuál es la guerra en la que estás, sino que solo ves las contiendas que se presentan.

Confundió los conceptos de guerra y negociación. En la primera, el rival debe quedar incapacitado de toda acción futura, esto significa que queda sin armas o que sencillamente muere. Pero el proceso de una negociación es distinto. En ella el derrotado debe quedar con juego.

Una persona humillada defenderá su honor y es posible, luego de eso, que toda la negociación fracase.