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Katherine Arden

  • Edcompartió una citahace 4 meses
    A Iván II lo llamaban Iván Krasni o Iván el Justo. Ya no era joven, pues debía de tener unos treinta años,
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    l nombre ruso del rey del invierno era Morozko, el demonio invernal. Pero tiempo atrás, lo llamaban Karachún, dios de la muerte
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Con ese nombre reinaba en lo más negro del solsticio de invierno y acudía a matar de frío a los niños que se portaban mal. Era una palabra funesta y pronunciarla cuando la tierra aún estaba bajo su dominio traía mala suerte
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Primero intentó afear a Marfa obligándola a hacer las tareas más duras de la casa para que se le torcieran las manos, se le encorvase la espalda y se le surcara el rostro de arrugas. Pero Marfa era fuerte y tal vez poseyese algo de magia, pues cumplía sus tareas sin rechistar y con el paso de los años se volvió cada vez más encantadora
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    la mujer nunca se había interesado por ella salvo para criticarla.
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Mas la alegría enseguida se volvió consternación. «Tengo el marido perfecto para ella. Súbela al trineo y mándala al bosque. La casaremos con Morozko, el señor del invierno. ¿Puede una doncella pedir un novio mejor o más rico? ¡Es el señor de la nieve blanca, de los abetos negros y de la escarcha del bosque!»
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Durante mucho tiempo, la joven estuvo sentada a solas, temblando mientras el frío se encrudecía. Al final, oyó un gran repiqueteo y el crujido de la madera, y al levantar la vista vio al mismo rey del invierno, que se acercaba chasqueando los dedos y dando saltos entre los árboles
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Cuanto antes, mejor. No tienes el peso suficiente ni la fuerza para llevar un embarazo y, si por algún milagro lo consiguieras, te mataría. Ya le has dado tres hijos a tu marido y tienes una niña, ¿para qué necesitas otra?
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Dunia, debo tenerla: será como mi madre.
    —¡Como tu madre! ¿La doncella harapienta que apareció sola y a caballo desde el bosque? ¿La que se convirtió en una sombra de sí misma porque no soportaba vivir entre tapices bizantinos? ¿Te has olvidado de la vieja gris en la que se convirtió? ¿
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    La Rus era cristiana desde que Vladímir había bautizado a todo Kiev en el Dniéper y había hecho arrastrar a los dioses viejos por las calles. Con todo, la tierra era vasta y los cambios llevaban tiempo. Quinientos años después de la llegada de los monjes a Kiev, la Rus todavía vibraba con los poderes de lo desconocido y algunos de ellos se reflejaban en la sabia mirada de aquella princesa extraña
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