Daisy Johnson

Los lugares en los que nacemos siempre regresan a nosotros. Se disfrazan de palabras, pérdidas de memoria, pesadillas

imaginábamos que era él: el padre difunto hacía tanto tiempo, la razón de la tristeza de nuestra madre y de nuestra existencia.

imaginábamos que era él: el padre difunto hacía tanto tiempo, la razón de la tristeza de nuestra madre y de nuestra existencia

Me aprieto las manos con todas mis fuerzas. Todavía no sé muy bien a qué le tengo miedo, pero sí que es inmenso.

Me venían oleadas de lucidez y con ellas tal grado de alarma que me resultaba ajena por su magnitud.
*

De vez en cuando nos hacemos pasar por hombres y es más fácil, porque dista más de lo que en realidad somos.

eptiembre hace ruiditos a mi espalda: chasquidos, reclamos extraños, invocaciones musitadas, palabras inventadas.

Siento la cerveza, la sidra y el vino tinto en la cabeza y en las manos, que me llevo a la cara para comprobar que no están temblando.

Que yo soy una forma recortada en el universo, teñida de estrellas agonizantes, y ella es la criatura que llena el hueco que dejo en el mundo.

Los días se hilvanan con sangre, los cose una aguja roja: la sangre de ese día en el cuarto de baño, la sangre de la playa, la sangre de la piscina.