amábamos con un amor que era más que el amor; un amor tan poderoso que los serafines del cielo nos envidiaban, a ella y a mí.
Darita Aguilarcompartió una citael año pasado
Una vez, en la lúgubre media noche, mientras meditaba débil y fatigado sobre el ralo y precioso volumen de una olvidada doctrina y, casi dormido, se inclinaba lentamente mi cabeza, escuché de pronto un crujido como si alguien llamase suavemente a la puerta de mi alcoba.
emmamendozadiosescompartió una citael año pasado
Sonreí, pues… ¿qué tenía que temer?
Como que muy confiado estás, talvez te delatas tú mismo
Perla Delgadocompartió una citahace 2 años
todo gran escritor, al narrar un crimen, preserva su mundo más genuino.
Michellecompartió una citahace 2 años
palabras serias, pensamientos graves que la memoria para siempre turban
Christian Florescompartió una citahace 2 años
Porque siento que allá arriba, en el cielo, los ángeles que se hablan dulcemente al oído, no pueden encontrar entre sus radiantes palabras de amor una expresión más ferviente que la de «madre»,
estrellasantiagoooocompartió una citael año pasado
Es éste el efecto habitual de tales coincidencias. La mente se esfuerza por establecer una relación—una ilación de causa y efecto—
Orquiiicompartió una citahace 2 años
en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.
Anncompartió una citahace 2 años
Todo se parece a una sombra grisácea, -un recuerdo débil e irregular- una evocación indistinta de pequeños placeres y fantasmagóricos dolores.
Amanda Páez Berliencompartió una citahace 2 años
Soy descendiente de una estirpe cuya imaginación y temperamento fácilmente excitable la destacó en todo momento; y desde la más tierna infancia di muestras de haber heredado plenamente el carácter de la familia.
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