Una vez en pie la planta del maíz, echando ya raíces, le venían los primeros frutos, que consistían en pequeñas mazorcas, tiernas y poco desarrolladas, aunque completamente formadas. A esta etapa de crecimiento del fruto del maíz se le conocía como xilotl o “maíz niño”. En términos de búsqueda de la verdad o del ser, a este maíz joven, tierno, aún le faltaba mucha sabiduría y firmeza. Sin embargo, con el tiempo, el xilotl se convertía en un fruto maduro, llamado elotl (mazorca), pleno de volumen, forma y vigor. Esta etapa del crecimiento del maíz se comparaba con la juventud y adultez del ser humano.