Para comprender las ideas, creencias que germinan actualmente y brotarán mañana, es preciso saber cómo se ha preparado el terreno. La enseñanza proporcionada a la juventud de un país permite prever, hasta cierto punto, su destino. La educación de la generación actual justifica las más sombrías previsiones. La instrucción y la educación mejoran o alteran, en parte, el alma de las masas.