—Cualquier cosa que necesite, háganoslo saber. —Petar inclina la cabeza, una sonrisa traviesa en su rostro—. Sinceramente. Una comida casera, almohadas extra... el nombre de un buen psiquiatra. Estoy a tu servicio, Persephone. En una llamada veinticuatro siete.
Riendo, le doy el visto bueno. —Gracias, Petar. Eres un amor.