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Ayn Rand

Ayn Rand, seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum fue una filósofa y escritora estadounidense de origen judío ruso, ampliamente conocida por haber escrito los superventas El manantial y La rebelión de Atlas, y por haber desarrollado un sistema filosófico al que denominó «objetivismo».

Rand defendía el egoísmo racional, el individualismo y el capitalismo laissez faire, argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar. En consecuencia, rechazaba absolutamente el socialismo, el altruismo y la religión.

Entre sus principios sostenía que el hombre debe elegir sus valores y sus acciones mediante la razón, que cada individuo tiene derecho a existir por sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros para sí, y que nadie tiene derecho a obtener valores provenientes de otros recurriendo a la fuerza física.
vida del autor: 2 Febrero 1905 6 Marzo 1982

Citas

Rodrigo Garcia Zcompartió una citahace 2 años
Mis reglas son éstas: lo que se puede hacer con un material no debe hacerse jamás con otro. No hay dos materiales que sean iguales. No hay dos lugares en la tierra que sean iguales. No hay dos edificios que tengan el mismo fin. El fin, el lugar, el material determinan la forma. Nada es racional ni hermoso si no está hecho de acuerdo con una idea central, y la idea establece todos los detalles. Un edificio es algo vivo, como un hombre. Su integridad consiste en seguir su propia verdad, su único tema, y servir a su propio y único fin. Un hombre no pide trozos prestados para su cuerpo. Un edificio no pide prestado pedazos para su alma. Su constructor le da un alma, que cada pared, cada ventana, cada escalera expresan.
Rodrigo Garcia Zcompartió una citahace 2 años
No sólo no le preocupa lo que piensan los otros, cosa que podría parecer incomprensible, sino que ni se preocupa por hacer que piensen como usted.
Rodrigo Garcia Zcompartió una citahace 2 años
Cuando contemplamos la magnificencia de un monumento antiguo y referimos su ejecución a un hombre, nos hacemos culpables de estafa espiritual. Olvidamos el ejército de artesanos desconocidos a quienes nadie ha cantado, que les precedieron en la oscuridad de las edades, que se afanaban humildemente —todo heroísmo es humilde—, contribuyendo cada uno con su pequeña aportación al tesoro de su tiempo. Un gran edificio no es la invención propia de un genio u otro. Es simplemente la condensación del espíritu del pueblo».

Opiniones

Agustín Hallier Velásquezcompartió su opiniónel mes pasado
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Lorena Koppmanncompartió su opiniónhace 5 meses
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Vivi Hurtadocompartió su opiniónel año pasado
🔮Profundo
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