Estando en piso, lo primero que aprendí de mis compañeros, de los clientes y de las pilas y pilas de libros, fue humildad. No importa cuánto hayas leído, un librero sabe cuántas ediciones hubo de un título, si está fuera de catálogo y si ha salido un estudio sobre él. Un librero es capaz de tener una especie de conocimiento que podríamos llamar de cuarta de forros. No porque sepa todo sobre un libro es necesariamente que lo haya leído. La mayor parte de las veces solo se juega al bluff. Es como un buen jugador de póker, que parece siempre tener una buena mano, pero la mayoría de las veces no tiene nada. Pero, nadie le cree a un librero que no recita con convicción sus mejores recomendaciones.