Ediciones Antílope

  • Dessiré Figueroacompartió una citael año pasado
    Mientras la acaricio, le digo que siempre voy a estar aquí para ella. A veces cansada, a veces desesperada, a veces enojada, pero siempre aquí para ella. Para curarla, para escucharla, para acompañarla, para compartir, para ayudarla a tomar decisiones. No quiero enojarme. La miro y pienso en que sí puedo cuidarla
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Soy la historia de mi madre y de su madre y de su madre. También soy la historia de mis hijas.

    Soy su fruto.
  • Berenice Torrescompartió una citael año pasado
    Todas tenemos nuestros secretos. Yo tengo los míos. Retener palabras es poder. Pero compartir nuestras palabras con otros, abierta y honestamente, también es poder.
  • Berenice Torrescompartió una citael año pasado
    En cada respiro no sólo absorbemos el mundo, inhalamos el universo. Somos polvo de estrellas.
  • apavilajjscompartió una citael año pasado
    No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas
  • Berenice Torrescompartió una citael año pasado
    Cuando el silencio es una elección, su presencia es desconcertante. Cuando el silencio es impuesto, es censura.
  • Berenice Torrescompartió una citael año pasado
    ¿Es posible estar adentro y afuera al mismo tiempo?

    Creo que ahí es donde yo vivo.

    Creo que ahí es donde la mayoría de las mujeres vivimos.
  • Pao Gómez.compartió una citael año pasado
    Dejarnos mirar por nuestras hijas para resignificarnos: mi espalda cansada es una hoja en blanco sobre la que pueden escribir. Mis manos con lunares de piel maltratada (que le heredé a mi madre y a mi abuela) son claves de un mapa para Naira. Mi abdomen flácido es la almohada de Emilia. Mi cuerpo de las niñas es más hermoso que mi cuerpo mío.
  • Pao Gómez.compartió una citael año pasado
    ómo chingaos amas a alguien si tú no te amas? Y
  • Rafael Ramoscompartió una citael año pasado
    YO ME SACO ESTO QUE TRAIGO
    y te lo dejo
    como dejan algunos perros
    pájaros muertos en la puerta de sus dueños.

    Con inocencia
    y con exceso.
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