Me vinieron celos. La aparición de los celos me dejó tan perplejo que los celos se fueron enseguida, eran visitantes que llegaban a un lugar equivocado y se retiraban pidiendo disculpas, y balbuceando unas explicaciones inaudibles. Pero volvieron a aparecer varias veces, se habían quedado afuera pensativos, sin entender bien por qué los habían echado; habían recibido misteriosas instrucciones que los dirigían inequívocamente hacia mí.