bookmate game
es

Margaret Mead

  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    Para mí, la poesía era el sitio donde vivía sin ser la madre de nadie, donde existía como yo misma
  • Michel Ornelascompartió una citahace 2 meses
    La escritora que es madre tiene, creo yo, que registrar todo lo que pueda: tomar notas, guardar periódicos, sacar fotos, grabar en cintas y acordarse de que hay un tema con una significación amplia e incalculable para la humanidad, y del que prácticamente nada se conoce porque los escritores no han sido madres.
  • Abi Cortéscompartió una citahace 2 años
    Dar a luz
    (1977)
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    A fin de cuentas, físicamente lo único que tiene que hacer el hombre para convertirse en padre es tener un coito. Pero para la mujer procrear supone nueve meses en los que se convierte en algo distinto y después de ellos tiene que separarse del otro para alimentarlo y proporcionarle leche y afecto.
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    una sociedad que ha dejado de ocuparse de los niños, una sociedad que aparta a las personas mayores de los niños y los priva de este beneficioso contacto, una sociedad que disgrega a una comunidad de hombres y mujeres y les priva de tener niños o cuidarlos, corre un enorme peligro
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    En presencia del abuelo y del nieto, el pasado y el futuro convergen en el presente.
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    Qué has aprendido teniendo una hija?
    He aprendido vulnerabilidad. Así de sencillo, tan sencillo que, la verdad, me sorprendió: las lágrimas, las lágrimas de mi hija, su dolor, sus miedos, y que yo podía consolarla, que su cuerpo se relajaba en contacto con el mío, que aprendió a sonreír viéndome sonreír a mí, que no tenía vergüenza de su hambre, de sus rabietas, que no había una pauta de explicación entre la alegría y la tristeza más que la experiencia. La vulnerabilidad y la lógica clara de su carne fueron para mí una revelación. Una mañana, poco después de que naciera mi hija, me eché a llorar, tumbada en la cama, al comprender que algún día tendría que explicarle lo que era la muerte. Estaba claro que ella, en toda su inocencia, no se merecía la muerte.
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    Parir y criar a mi hija los primeros años fue un proceso de conocimiento muy duro, una especie de prueba física para las dos, de aprendizaje de la supervivencia; de cosas tan elementales como comer, dormir y luchar por la vida. Estaba rodeada de madres arquetípicas, de madonnas italianas con los pechos ceñidos por el corpiño de terciopelo rojo, tan inmaculados como sus sonrisas: mujeres jóvenes y despreocupadas que corrían por la campiña a cámara lenta y se agachaban para acariciar a niños angelicales, modelos insultantemente esbeltas que sonreían a niños limpios en sábanas limpias. No lo soportaba. Nadie hablaba de mi experiencia personal, muda y ciega
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    Ser madre es algo horrible. Destroza la relación con tu marido. Te rompe la vida. No puedes abandonar a los hijos porque los quieres y cuando estás con ellos los odias. Yo era una enfermera de primera categoría. Muy competente. He cuidado a gente en todo el mundo. Dirigía una planta entera en Boston. Ahora soy madre, y eso significa que no soy nada. No sé. También tiene cosas buenas, pero la verdad –dijo en un tono más alto y claro, y con una seriedad total–, estoy a punto de derrumbarme
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 2 años
    Margaret Sanger, la primera gran proselitista del control de la natalidad, dice que de los primeros cientos de mujeres que le escribieron suplicando información anticonceptiva a principios del siglo xx todas hablaban de su deseo de tener más salud y fuerza para ser mejores madres con los hijos que ya tenían; o deseaban ser físicamente afectuosas con sus maridos sin temor a la concepción. Ninguna se negaba a la maternidad o pedía una vida más sencilla. Aquellas mujeres –la mayoría pobres, todavía adolescentes y con varios hijos– comprendían la imposibilidad de seguir comportándose «a conveniencia» de su familia, que esperaba de ellas que continuaran sirviendo y criando. Sin embargo, siempre ha habido y todavía hay un gran temor ante la perspectiva de que las mujeres tengan la última palabra sobre cómo ha de ser utilizado su cuerpo. Es como si el sufrimiento de la madre y la identificación primera de la mujer como madre fueran muy necesarios para la base emocional de la sociedad humana; como si la voluntad de mitigar o suprimir este sufrimiento y esta identificación tuviera que combatirse en todos los niveles, hasta el extremo de negarse siquiera a plantearla
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)