«Necesitas tener la capacidad de sucumbir ante la noche —explica—, pero necesitas tener la capacidad de atravesarla, de reconocer que es un ciclo. Igual que el día se convierte en noche y noche se convierte en día. El ciclo sigue. Necesitamos atravesarlo como personas también. Si intentamos hacer las cosas demasiado fáciles para nosotros, para los niños y para nuestra cultura, estamos cometiendo un gran error porque, como me dijo una vez un respetado cheyenne, “se supone que la vida es difícil, de otra forma no la valoramos”.»