Aunque querían un arte de texturas ásperas, tosco y práctico, creían que este no podía y no debía reflejar el mundo real. En consecuencia, utilizaron técnicas formales que suponían distorsiones sustanciales. Preferían desmembrar un objeto y reunificar sus componentes de maneras inusuales que sacudiesen al público y obligasen a una respuesta firme o incluso hostil. Cultivaron lo grotesco; usaron el staccato en las transiciones, saltos temporales y espaciales, montajes, hipérboles, antítesis y paradojas.