Pero si contemplamos la sociedad actual, con su enorme oferta de medios de comunicación: las películas, las novelas policiacas, las series de aventuras y tantas cosas llenas de falsos modelos de vida, de violencia y de actos criminales idealizados, no podemos extrañarnos de que la juventud ande desorientada, busque la popularidad y la fama, y se deje llevar por un afán de emociones fuertes que la sociedad actual parece incapaz de frenar. Lo único que cabe hacer es compadecerse de esos pobres muchachos que tuvieron la triste ocurrencia de..