Puedes purificar una habitación o a una persona en cualquier momento, pero lo cierto es que hay momentos más apropiados que otros:
Después de una luna llena o nueva, o sabbat.
Después de un día o de una interacción agotadores a nivel energético.
Si alguien a quien no aprecias ha estado en tu casa.
Cuando te sientes abrumado a nivel emocional.
Antes de empezar un trabajo o un proyecto nuevo.