Un presidente estadounidense que rechazara de plano el uso de drones ante la posibilidad de algunas muertes no sería, según Weber, un político. En ocasiones los políticos deben matar a gente para salvar vidas, pero eso, en sí mismo, no justifica el uso de aviones teledirigidos. Esta eficacísima forma de violencia dirigida por control remoto entraña unos riesgos enormes.