La relación que tenemos con la comida puede ser muy compleja . A menudo usamos la comida para premiarnos, consolarnos o castigarnos. Pero, ¿y si pudiéramos comer con amor y respeto por nosotros mismos?
Al comer con amor propio , aprendemos a comer de forma nutritiva y equilibrada, sin castigarnos por nuestros errores. También aprendemos a escuchar nuestro cuerpo y darnos lo que necesita, no lo que quiere nuestro ego.
Cuando comemos con amor propio , estamos nutriendo nuestro cuerpo y alma. Nos estamos dando lo mejor que tenemos para ofrecer y nos estamos preparando para una vida larga, saludable y feliz.