Superó otros tests en los que demostró que era capaz de golpear a desconocidos, de vociferar insultos gratuitos, de imponer su autoridad, de no dejarse conmover por las lamentaciones.
–Lo que cuenta es el respeto del público –dijo uno de los responsables–. Ningún espectador se merece nuestro desprecio.
Zdena asintió.
Le atribuyeron el grado de kapo