La acción de correr no es nueva. Nuestros ancestros, los primeros en desplazarse en bipedestación, ya hacían uso de la marcha y la carrera para su supervivencia. Los primeros homínidos empleaban la carrera tanto para evitar a sus depredadores como para cazar a sus presas, e incluso para recorrer grandes distancias en busca de zonas donde el alimento y el agua fueran más abundantes.