Nada es hermoso, nada ofrece consuelo, nada nos eleva por encima de lo que allí sucede; ni una sola frase sobre la guerra que nos permita afirmar algo. Eso es lo cruel: no hay ninguna afirmación, tan sólo la narración distante del horror, y por eso tampoco puede uno aportar argumentos para justificarlo –la lucha contra el nazismo– porque el tema no es político: es humano.