—Tu madre es una mujer con muchos talentos —gruñó. El caos de aquella habitación le estaba quitando años de vida. A Cala le gustaban las cosas sólidas, fiables: los ficheros bien organizados, los meses de treinta y un días, el lápiz de labios morado… A Maura le gustaba el caos—. Y uno de sus mayores talentos es ponerme de los nervios.