Nunca he entendido por qué di este paso, pero creo que fue porque no quería convertirme en lo que yo mismo denominaba un «vegetal médico», alguien obsesionado por la medicina. Había visto que los de mi misma edad, en cuanto obtenían la licenciatura, se ensimismaban por completo en los asuntos médicos, en detrimento de muchos otros aspectos de la vida; dejaban de leer los periódicos y no encontraban tiempo para escuchar la radio ni para ver la televisión.